La Boca es reconocido internacionalmente por ser sede de uno de
los clubes argentinos más populares y entusiastas, además se caracteríza por el
colorido de su paisaje a orillas del Riachuelo este
emblemático barrio debe su nombre a que es precisamente en esta zona en donde
se encuentran las bocas del Riachuelo, en donde sus aguas desembocan en el Río
de la Plata. Así de misceláneo es el barrio de La Boca, además un extenso
mural escenográfico recrea con objetos y dibujos una escena típica del
barrio, que bien puede funcionar como preludio a lo que se vivirá de allí en
más por las calles de La Boca, y ni hablar si se continúa
por Caminito, un museo sin puertas y a cielo abierto en el que es palpable
la intervención del pintor Benito Quinquela Martín. Un museo de
arte y el Teatro de la Ribera, iniciados por este mismo personaje; el
único Museo de Cera de la Argentina con todo su encanto costumbrista;
y las exposiciones de la Fundación PROA se agregan a la propuesta cultural de
este delimitado sitio porteño.
Al principio se instalaron italianos, con el paso del tiempo
fueron sumándose otros grupos inmigrantes, españoles, griegos, alemanes,
franceses y sajones. La Boca se caracterizó por ser un barrio de habitantes
divertidos, ruidosos y melancólicos.
Dentro de sus límites funciona una
ejemplar dotación de bomberos voluntarios, muy conocidos y valorados por su
gran labor, profesionalismo y trabajo en la comunidad. La mayoría de las casas
eran y son de madera y chapa, esto hace que los incendios sean frecuentes y
amenazantes. En tal contexto, la tarea de los bomberos fue y es fundamental.
La Boca presenta una particular
arquitectura, casas de madera y chapa, ambas con balcones de hierro que aún se
conservan por las calles del barrio.
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